Sudamérica y sus lecciones discepolianas al resto del mundo
(Publicado en El Universal on line 1-08-2011)
Por José Vales / Corresponsal
Buenos Aires- La economía mundial tiembla porque la primera potencia del Universo es guiada por sus políticos hacia un desfiladero. Todavía quedan algunas horas para evitar el caos y por aquí abajo, está el ex presidente interino, Eduardo Duhalde (2001-2003), buscando chamba de mandatario nuevamente. Bien podría asesorar en el Norte como es eso de enfrentar un "default" económico y no morir en el intento. De paso pondría a salvo a millones de argentinos tentados en votarlo porque su hartazgo al kirchnerismo se torna cada vez más elocuente. Una prueba más de que los nubarrones en el horizonte que se observan a nivel global también se ciñen sobre el gobierno la viuda presidenta argentina, Cristina Kirchner, la aportaron los ariscos votantes de la capital que ayer agigantaron el caudal de votos de Mauricio Macri, quien obtuvo una diferencia de casi 30 puntos sobre el kirchnerismo.
El globo es un lugar cada día más inseguro e incomprensible. El primer mundo se contaminó con los vicios del Tercer Mundo. La capital de la Paz, Oslo, se convirtió en un camposanto del terror y España ya no está en condiciones de recibir más "sudacas". Vuelve a expulsar a sus ciudadanos. Otra vez atracan en Sudamérica como lo hiceran después de la Guerra Civil. Mileuristas e indignados que llegan sin tanto inconveniente como nuestros compatriotas sufrieron al llegar a Barajas.
Europa y Estados Unidos deberían estar analizando seriamente tomar "lecciones de crisis" con algunos de los "hombres de Estado" y con los gobiernos de la región. Esto para no repetir sus errores y para que el golpe sea menos abrupto y como una forma de amortiguar la caída. Deberían observar que si por allí llueve por aquí no escampa. En Sudamérica gracias a la demanda asiática, y por ende a los buenos precios de las "Comodities", la recuperación de estos años se dibuja con la idea de bonanza y se inventan cifras (como las de la inflación en Argentina) o revoluciones (como en Ecuador o Venezuela). Se sabe que la ficción muchas veces suele ser más placentera que la realidad, el problema viene cuando el lector acaba el libro.
Por aquí todo se dibuja y se reinventa. Desde un presidente cuyo proyecto se origina en un gobierno de derechas, como Juan Manuel Santos, para luego transformarse en un socialdemócrata a punta de pragmatismo, mientras la pobreza, la carencia de educación, los pésimos sistemas de salud, el atraso en infraestructura y la ausencia de instituciones fuertes, siguen ahí, como verdaderas piezas de museo a pesar del crecimiento sostenido de la última década. Sólo se puede mostrar sin vergüenza tibias mejoras en las cifras de personas que ingresaron a la rueda del consumo, cuya muestra más palpable siguen siendo los números que aporta Brasil y el grito desesperado de millones de peruanos que hicieron de Ollanta Humala un presidente con las mejores perspectivas de éxito que se recuerde por estos lados en las últimas décadas. Le alcanza para lograrlo con que cumpla tan sólo la cuarta parte de los anuncios que hizo el jueves al asumir.
Dicen las comadres que no hay que alegrarse del mal ajeno. Pero ya se esbozan algunas sonrisas y discursos para celebrar el Vía Crucis que el Capitolio le tiene preparado a Barack Obama. Siempre con la irresponsabilidad que caracteriza a algunos gobernantes incapacitados de ver que esa crisis arrastrará a varias economías USAdependientes, como la ecuatoriana por ejemplo, o la brasileña sin ir más lejos. Son momentos para escuchar a Enrique Santos Discépolo, el autor del célebre tango "Cambalache" y prestarle suma atención:"Todo es igual, nada es mejor/ Lo mismo un burro que un gran profesor/ no hay aplazaos ni escalafón/ los inmorales no han igualao."
Inmoralidades existen por millones. Pero pocas tan graves y dolorosas como el hambre que por estas horas vuelve a dejar en una situación crítica al Cuerno de Africa, pero que en Sudamérica tampoco encuentra una solución definitiva a pesar de un decenio de crecimiento continúo del PIB. La corrupción que en nuestra geografía sigue fluyendo como el petróleo en los países árabes hace trabajar de más a la presidenta Dilma Rousseff en Brasil, pero también derrumba la imagen de un ex jefe de Estado que se pensaba irremplazable, Alvaro Uribe. Dos hombres bien cercanos a él, Andrés Arias y Bernardo Moreno, terminaron en prisión con una diferencia de cuatro días. Esta semana no faltarán novedades sobre se caso y sobre la limpieza que Dilma viene haciendo en varios ministerios. Una tarea de higiene gubernamental en la que podría caer el ministro de Defensa, Nelson Jobim, por negarse a abrir los archivos de la dictadura, tan inmorales como los archivos dictatoriales de los países vecinos.
En tanto y mientras comienza a saborear "el fin del Imperio", por ahí anda Chávez jugando y haciendo gimnasia regenerativa. No se sabe si lo que tiene que regenear son células afectadas por un cáncer o también a su gobierno del virus de un bolivarismo cada vez más incomprensible.
Parece que sus días en La Habana, entre sesiones de quimioterapia y visitas de pares, como la de Rafael Correa, fue aprovechada por el presidente venezolano para algunas sesiones de análisis político con el que más sabe, su amigo Fidel Castro. De ahí que abjuró de la "Palabra muerte" y del "rojo, rojito" como color del uniforme oficialista y de ciertas expresiones soeces. Le faltó decir "es la clase media estúpido" y las elecciones del año próximo que definen allí, en ese sector de la sociedad, su futuro y el del país. Según el analista Alfredo Keller hacía allí apunta Chávez en la campaña. Se prepara para pelear con un candidato (cualquiera sea el de la oposición) más joven y con fuerte ascendiente en la clase media. Por eso -y esta semana seguirán llegando muestras en ese sentido-, la revisión de sus códigos políticos y discursivos de estos 12 años. Después de todo, en ello no hay ninguna novedad. Que su gobierno se parece a cualquier cosa menos una Revolución que transforme al país ya se sabía desde hace años. Rápido de reflejos, audaz como es y conocedor como pocos de la idiosincrasia de su país, lo que hace ahora el comandante es intentar lavarle un poco el rostro al carro electoral del chavismo.
Otros que deberán lavar ropa sucia y magullada por la derrota son los kirchneristas en un nuevo debate interno que tendrá lugar esta semana como ocurrió en las últimas. El gobierno de la señora Kirchner y sus intelectuales orgánicos, están sumidos en un suerte de asambleismo de sordos por culpa de duras derrotas electorales, y esperando los comicios de Córdoba el domingo próximo para ver como está el terreno en donde han de jugarse las primarias del 14 de agosto. Ahí se sabrá si la presidenta está para ganar en octubre. Al menos espera una devolución de favores del propio Macri. No puede entenderse de otra manera que un favor, y una necesidad de tenerlo como jefe de la oposición, el hecho que el gobierno le haya brindado en bandeja la segunda vuelta ayer para que el jefe de Gobierno porteño alcance un récord electoral en la ciudad. Eso cuando todos recomendaran reconocer la derrota el pasado 10 de julio y ahorrarse la paliza electoral y el gasto económico.
Ahora la jefa de Estado aguarda que el hijo de su amigo empresario, Franco Macri (socio del Estado en varios emprendimientos), le devuelva las gentilezas y guarde silencio de aquí a las presidenciales. Que no apoye a ninguno de los postulantes de la oposición para, de esa forma, poner un dique de contención a la bronca que un sector del electorado manifiesta contra el kirchnerismo, votando a un jefe de Gobierno de pobre gestión y a un humorista, como Miguel del Sel en Santa Fe, con escasas condiciones para la política.
Pero lo dicho, el mundo es un lugar inestable e incomprensible. Y como fue en Argentina donde Discépolo escribió su célebre "Cambalache" y donde la clase dirigente suele rendirle homenaje a cada paso y en cada decisión, hoy el mundo, con cada vez menos excepciones, se asemeja mucho a leso de "ver llorar la Biblia, junto a un calefón".