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El cáncer y "la doctrina Brusa"

Publicado: 2011-11-03

En Sudamérica parece que el cáncer se la tomó con los líderes. No respeta ni a los mitos vivientes, tal el caso Luiz Inácio Lula Da Silva, que hace unos días pasó por México, como tampoco había respetado en su momento a su sucesora, Dilma Rousseff, ni al paraguayo, Fernando Lugo o al venezolano, Hugo Chávez. Los primeros dos lo sortearon con éxito, el líder bolivariano lo viene combatiendo a brazo partido y "O filho do povo", arranca hoy con lo más difícil del tratamiento para fulminar el tumor que tantos años de cigarros le fue elaborando en su laringe.

Ahí están puestos los ojos y el sentimiento de muchos brasileños y venezolanos, como así también de muchos otros en todo el mundo. En l marcha de la salud de estos líderes, tan carismáticos ambos y tan diferentes a la hora de administrar el poder. En saber cómo saldrán librados de sus sendos conflictos más difíciles que les deparó su azarosa vida.

Ya se sabe cómo hay que combatir esos tipos de cáncer. Además del tratamiento médico, se recomienda una voluntad de hierro y la convicción de que al tumor se lo va a derrotar. Pero en la región hay otros tipos de tumores a los que no parece encontrársele el tratamiento adecuado. Ni las reelecciones de muchos de los mandatarios de por aquí abajo, ni las abultadas performance en términos de sufragios aparecen como la solución para extirpar la desigualdad. Si se revisa los datos del Latinobarómetro, dados a conocer el último viernes, el 31 por ciento de los latinoamericanos estima que la distribución de la riqueza no está garantizada en el sistema democrático. Una cifra que se incrementó un 4 por ciento en los últimos dos años, en los cuales la mayoría de los gobiernos se jactaron de haber trabajado arduamente en ese item.

Esa es una muestra más de que los gobiernos no atinan a encontrar la solución. No dejan de consultar en las mejores fuentes y especialistas, pero siempre caen en la misma trampa de gobernar para el hoy y "mañana veremos", en base, las más de las veces, a un clientelismo que avanza como el cáncer y en recetas que, de tan perimidas, dan grima.

Tal vez, podrían bucear en el boxeo y en una leyenda regional que falleció el pasado miércoles, para encontrar soluciones. Al menos los trazos gruesos de políticas concretas, para poder empezar a abordar el problema. A los 89 años se murió don Amilcar Brusa, el hacedor de campeones mundiales en Argentina. Colombia, Venezuela, El Salvador y República Dominicana, el padre boxístico del legendario Carlos Monzón y el que llegó al Salón de la Fama por sus 15 pupilos campeones del mundo.

Además de su pasión por el boxeo, Brusa gozaba de una inteligencia privilegiada que sabía traducir en palabras simples. La fórmula ideal para llegarle a sus dirigidos. Es probable que los políticos de la región nunca lo hayan escuchado cuando explicaba qué hacer con un proyecto de boxeador que llega a calzarle los guantes como única vía de escape posible a una vida de marginalidad y privaciones. "Primero hay que darle de comer, alimentarlo para que pueda entender y pegar con fuerza, después hay que mandarlo a la escuela para que entienda las órdenes y aprenda las cuatro operaciones matemáticas y así no lo puedan estafar a la hora de la Bolsa y después si estudian y leen es mucho mejor. Ahí estamos ante un campeón de la vida.", explicaba.

Tan simple como eso. Los planes para combatir la pobreza como "Fome Zero" en Brasil o los bonos sociales y la asignación familiar por hijo en la Argentina apuntarían en ese sentido. En frenar el hambre. Pero se quedan a mitad de camino, cuando les cuesta ir más allá como estrategia. En Argentina para cobrarlo los hijos deben acudir a la escuela. De esa manera estaría cumpliéndose el segundo paso de "la doctrina Brusa". Pero es un espejismo. El estado de la educación argentina es paupérrimo por donde se lo mire, aún cuando sea gratuito. Por algo similar en Chile desde hace décadas las familias pagan fortunas y hasta hipotecan su futuro, motivo que llevó a la administración de Sebastián Piñera a estar cada semana más acorralada.

Un cambio radical en el sistema educativo de la mayoría de los países (desde la transformación de los programas a los esquemas de enseñanza y la concepción de una relación distinta entre educadores y educandos) con fuertes incrementos en los presupuestos destinados a la educación sería el primer paso si se quisiera aplicar "la Doctrina Brusa". Para impulsar este tipo de políticas se precisa estar convencido de que lo único que iguala a una sociedad es la educación y el conocimiento en vez del dinero fácil, la corrupción como atajo para la riqueza y "el poder ser", tan instalado por estos lados. Así lo manifiestan numerosos trabajos académicos desde mucho antes, inclusive, del genial pedagogo brasileño Paulo Freire. Pero por si el vértigo con el que se vive actualmente no permite a mandatarios y asesores acceder a ellos, ahí está el ejemplo de Brusa y su doctrina para comenzar a delinear algunas políticas, sin olvidar eso de que si una sociedad lee y se abona al estudio, el campeonato (leales la disminución en serio de la desigualdad social) está asegurado. Lo otro es ir poblando esos trazos gruesos de la doctrina con mucho gimnasio, cross, ganchos y reflejos, traducidos a términos políticos es seguir e insistir con la estrategia planteada, combatiendo, claro está, las seductoras desviaciones del clientelismo y la corrupción.

Nuevas oportunidades

En Bogotá, a pesar del desastroso gobierno del detenido alcalde Samuel Moreno, el progresismo logró retener la alcaldía capitalina, en la figura de Gustavo Petro, un ex guerrillero del M-19, quien como Senador supo destapar las más putrefactas ollas de la corrupción durante los ocho años de Alvaro Uribe. De esa manera, el progresismo logró su tercer gobierno consecutivo en Bogotá. Algo similar logró hace una semana la presidenta argentina, Cristina Kirchner, habilitando así, una semana cargada de kirchnerismo. A la celebración por la abultada elección, le siguió el miércoles, la sentencia a Ricardo "Sérpico" Cavallo, Alfredo "El Cuervo" Astiz y otros 15 torturadores de la ESMA. Señal de que al cáncer de la impunidad se lo va extirpando con éxito. Un día, después el primer aniversario de la muerte de Néstor Kirchner, el hombre que desde la presidencia dispuso todo para derribar las leyes de impunidad.

Ni el triunfalismo, ni la figura reproducida por todas partes del "padre del modelo", que convierten el luto de la presidencia en una suerte de luto de Hamlet, ni la esperada sentencia lograron ocultar los problemas económicos postelectorales. Algo que desde este espacio ya se venía advirtiendo y por lo que hará que esta semana no sea una más en Argentina. Mientras la fuga de divisas ya sobrepasó 22 mil millones de dólares en los últimos meses y el Banco Central vio esta semana perder reservar por 860 millones de dólares para contener el dólar, el gobierno decidió a seguir ocultando sus necesidades devaluatorias y no plasmar una política monetaria de una vez por todas. Volvió a negar la realidad. Esa que es sacudida por la inflación y por las presiones de un mercado que no sabe, ni entiende las señales de la administración K. Dispuso férreos controles a los compradores de dólares. Con disposiciones bastante similares a las que rigen en Venezuela, donde lo único que se incentiva es la existencia de un mercado paralelo que hoy podría abrir ya a 5 pesos por unidad y no ya a 4,26.

O sea, viejas recetas para viejos problemas. Rápidos, los operadores volvieron a hablar de corralito como en el 2001. Pero esta vez "corralito cambiario". Si lo que se quiere es transmitir confianza al mercado y a los ahorristas esto provocará lo contrario. Pero esas son ramificaciones del mismo tumor en un país que parece no querer superar su vieja costumbre de besar, periódicamente, la lona.


Escrito por

josevales

Soy José Vales y dicen que nací en el policlínico Eva Perón de General San Martín, en 1962. Que soy periodista desde 1985 y en los ratos libres se los dedicó al café. Dicen que después de años de vendedor (voceador o canillita)de periódicos en la vía pública y


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