Esto es sólo el comienzo
Pirotecnia y mucho alcohol para recibir al nuevo año. En algunos países es mejor así para no escuchar ni entender (en algunos casos por prescripción médica) el tenor de las políticas de ajuste que se imponen por la crisis, hasta hace unos años totalmente impensable. Pero los mercados, como se sabe no perdonan y los fabricantes de burbujas financieras menos.
Arrancó el año en algunos países con más calma que en otros. En Venezuela con un presidente en paz, que sabe que la pelota hasta febrero está en campo de la oposición que se enfrascará de lleno esta semana en la última etapa de su elección primaria. En Colombia, la izquierda democrática retoma el poder en Bogotá, después de los corruptos desaguisados del alcalde Samuel Moreno que terminó destituido el año pasado y en Ecuador, Rafael Correa, no cesa en su ofensiva contra la prensa mientras -por si alguno no se había enterado- anunció que será candidato a la reelección.
Evo Morales, en Bolivia sigue padeciendo del soroche que le provoca la baja popularidad, fruto de ajustes y conflictos, y en Uruguay, como en Brasil todo tranquilo en la lucha contra la inflación que no da respiro, mientras Ollanta Humala en Perú, pasa sus primeras fiestas navideñas más cerca de sus orígenes cuarteleros que de ese progresismo que prometía en las tribunas de los proyectos mineros.
Complicado como lo estuvo todo el año lo terminó el chileno Sebastián Piñera. No ya los estudiantes (cumpliendo con sus merecidas vacaciones después de un año agotador) y sus constantes reclamos de educación gratuita, son los que le incendian todo al presidente Piñera. Ahora se le quema una de las maravillas paisajísticas más importantes del país, las Torres del Paine en la Patagonia, y el hombre vuelve a desmoronarse en las encuestas porque esta vez no tuvo los reflejos que había tenido cuando el accidente de los mineros. En este inicio de 2012, cuando se cumplen dos años de su triunfo electoral, el mandatario chileno ya tuvo que haberse convencido que es más fácil amasar una fortuna en los negocios privados que gobernar un país y que un país no es una empresa a la ahora de administrarlo. Sino algo mucho más complejo y urgente, aún cuando su gabinete, remozado por las circunstancias antes del brindis con las 12 uvas, no termine de entenderlo, o bien, de hacérselo entender al presidente.
Al otro lado de Los Andes las cosas están un poquito más preocupantes aún. Aquí no se incendian parques nacionales sino legislaturas como la de Río Gallegos, cuando los trabajadores se manifiestan en contra de un ajuste fiscal que se parece mucho, pero mucho al de Mariano Rajoy y el de Mario Monti, en España y en Italia. A esto se suman las muertes en extrañas circunstancias, que marcaron la Navidad y el Año nuevo. Ivan Heyn, ex subsecretario de Industria y Deimundo Escobal, el cónsul argentino en la boliviana ciudad de Yacuiba, aparecieron ahorcados con diferencia de cinco días. Y en las primeras horas de 2012, el gobernador de Río Negro, Carlos Soria, murió en su casa de fin semana, de un tiro en el rostro. Nada indica que tanto hecho macabro se trate de “vendettas” o asuntos del poder, pero sin duda que al país los astros no le vienen respondiendo. Máxime si se tiene en cuenta que la presidenta Cristina Kirchner anunció sorpresivamente que será operada de cáncer en la gandula tiroides el próximo miércoles, mientras su provincia es una de las ocho que planifica aumentar la edad de la jubilación y recortar plazas en la administración pública, justo cuando comenzaron a tener vigencia las nuevas tarifas sin subsidios del Estado. No son buenos ejemplos para justificar discursos contra el ajuste y el neoliberalismo en las reuniones del G-20.
El cáncer de la presidenta no reviste peligro. Al menos hasta que se tenga el resultado del análisis que surgirá tras el paso presidencial por el quirófano. Todos, oficialistas y opositores, kirchneristas y anti K, rezan porque supere el trance rápidamente. ¨
En materia de popularidad a Cristina no le pasa lo de a Piñera. La enfermedad, como lo fue la muerte de su esposo, es materia prima inmejorable para el marketing político. Su primera aparición pública después del anunció del tumor, lo hizo con la imagen de Evita, quien murió de cáncer en 1952 y para mañana martes se convocó a una vigilia, como la que acompañó la operación y la agonía de “la abanderada de los humildes” en aquel año. Todo suma, en tiempos en que se imponen sacrificios económicos para pagar la fiesta fiscal de los últimos años.
Será su estado de salud el que pueda tapar esta semana, pero no por mucho tiempo más, que el país queda en manos del vicepresidente Amado Boudou y su inexperiencia y que el ajuste dejó ya lo primeros 21 heridos en Santa Cruz el pasado viernes, manteniendo contra las cuerdas al delegado de los Kirchner en la provincia, el gobernador Daniel Peralta. Una evidencia más e que sincerar el relato del progresismo sin mucho sustento en términos económicos con la realidad no es tarea sencilla. Esa cocción que lleva adelante el gobierno desde hace unos meses por momentos comienza a oler mal. Y eso que la Confederación General del Trabajo (CGT) hizo una tregua en estos días, para rezar por la salud de la presidenta.
Pero el año recién acaba de comenzar. Sólo parece una muestra de lo que América del Sur, y la Argentina podrían ofrecer en este 2012.